Opinión Salvador Sostres

Volver a Tramonti

El restaurante italiano Tramonti de Barcelona. (Foto: Tramonti)

Tramonti es el italiano casero de Barcelona, el que siempre nos ha acompañado. El que ha formado parte de nuestras vidas, de nuestros sentimientos, al que hemos ido con nuestras novias cuando éramos jóvenes y queríamos sentirnos importantes, y luego con nuestras familias, cuando hemos querido sentirnos queridos. Nuestras vidas han pasado por Tramonti como por el comedor de nuestras casas. Nos lo enseñaron nuestros padres tal como nosotros los hemos enseñado a nuestros hijos. Franco murió hace unas semanas, continúan al frente sus hermanos Giuliano y Anna.

En una reciente página sobre los restaurantes italianos de Barcelona, La Vanguardia se olvidó de citarlo. No fue una omisión intencionada, a veces lo clásico se da por descontado y parece que sólo lo nuevo tenga relevancia. Es inevitable, sobre todo cuando los artículos los escriben personas más jóvenes. Pero Tramonti está por encima de las listas y de lo emergente, y forma parte de nuestras vidas más allá de las modas. Hay una calidad, una comodidad y una historia que no depende del último grito sino de la calidez de una voz que siempre nos ha acompañado.

Tramonti es la continuidad de una ciudad y de nuestras vidas. Es un restaurante tranquilo, confortable, de platos reconocibles y sabrosos y en el que ser cliente de la casa es una distinción honoraria. Todo lo que se puede esperar de un restaurante como Tramonti, Tramonti nos lo da, y siempre desde la honestidad y la amabilidad.

Ni ha caído en desgracia, ni los clientes lo hemos abandonado, ni hay nada que se pueda reprochar a una casa que hoy, como el primer día, continúa velando por nosotros y siendo un gran aliado de nuestra felicidad.

Los espaguetis al pesto continúan siendo los mejores de la ciudad.