Da igual que se trate de jóvenes ante su primer proyecto o de la enésima aventura de un
veterano; cada nuevo proyecto gastronómico convierte a sus responsables en valientes
emprendedores que no dudan en hacer frente a los muchos desafíos que supone el sector
con tal de ver materializada la idea que han tenido para dar vida a un nuevo restaurante.
VII
Girona
En el número 7 de la Plaça del Vi, uno de los rincones más icónicos de Girona, los hermanos Roca han dado en el clavo con este restaurante, quizás su propuesta más emocional y accesible. Un bar-bar en toda regla, en el que rinden homenaje al Can Roca original de sus padres y recuperan el espíritu de las barras de barrio, donde se comía bien y sobre todo, se hacía sin complicaciones.
La carta es una declaración de intenciones: cocina tradicional catalana pasada por el filtro de quien se las sabe todas. Calamares a la romana, ensaladilla con piparra, cap i pota con chorizo y morcilla, cocas y bocadillos memorables, como el mollete de riñones al jerez o el bikini de Rocambolesc. Y eso solo por citar algunas de las maravillas que salen de esos fogones. Todo ello por precios populares —el ticket ronda los 25 €— y acompañado de una carta de vinos inabarcable, con más de mil referencias -el 90% de ella, naturales-, seleccionadas por Pitu Roca bajo el principio de “placer sin arruinarse”. En sala, la magnífica Audrey Doré (ex El Celler) que comanda con soltura este espacio cálido, bullicioso y con un aura de lo más bonita. Y es que a este espacio, no le faltan corazón y ese toque invisible marca de la casa, que solo los hermanos más prolíficos de la gastronomía podrían darle. Aquí todo el mundo tiene sitio. Incluso sin reserva.

ALEX COOL CLUB
Miranda de Ebro
Tras a anzar su proyecto más personal en su Miranda de Ebro natal, Alejandro Serrano se desmelena en su nuevo proyecto, donde cocina y música se dan la mano. Un local donde camareros ataviados con camisetas blancas y gorras y delantales rosas, prometen hacernos disfrutar con un punto desenfadado.
Aquí lo importante no es solo lo que se come, sino también cómo se vive. La propuesta, más canalla, mantiene su sello personal con platos creativos y potentes, pero lo hace a un precio más comedido. Imprescindibles son ya sus tortillas vagas y el steak tartar de chuleta de vaca frisona que se termina con parmesano y kimchi. Es su versión más libre, pensada para comer y alargar la cosa después.

ALTO BARDERO
Madrid
León Bonasso y Pablo Paternostro han vuelto a La Latina, al local donde comenzó su historia conjunta -Juana La Loca-, para montar el “lío gastronómico” que tenían entre ceja y ceja.
Tras triunfar en Arganzuela, su nueva aventura mezcla barra de pinchos calientes y fríos —de esos que entran por la vista y se comen de un bocado— con una carta más elaborada y cosmopolita en el comedor y un cruce de culturas con tacos, corvina a la japo o mejillones con crema curry. Y por supuesto, un homenaje a esa tortilla con cebolla con tada mítica que hicieron famosa sus anteriores huéspedes. ¿Pasarlo bien? Por descontado.

AROMATA
Mallorca
En el nuevo local del hotel HM Palma Blanc, Andreu Genestra se ha llevado su cocina al centro de la capital y, con ella, la esencia más pura de Mallorca. Pero una Mallorca más fresca, más accesible, pero con el mismo compromiso de siempre: trabajar el producto local.
El menú del mediodía es una delicia por 38 €, pero por la noche la cosa sube de nivel con propuestas que viajan por la isla sin necesidad de moverse de la silla. Canelón de setas y palo mallorquín, cochinillo porc negre o un babá preparado con ensaimada y helado de almendra, hablan de raíces, creatividad y sobre todo, mucho ofício.

BACAI
Valencia
El televisivo Julius Bienert ha abierto este local en Malilla para salirse de lo típico. Aquí cocina de mercado y tecnología se dan la mano para personalizar la experiencia.
Un sistema de inteligencia artificial sugiere platos a los comensales o los puntos a los que prefieren la carne, pero la clave está en lo que pasa en cocina: ensalada de tomate de la Terreta en texturas, merluza de pincho al carbón con demi-glace de cebolla y ajonegro o carrilleras de cerdo Ibérico estofadas al vino tinto. Sabores reconocibles, bien afinados y con fondo, en un espacio moderno pero con alma de casa. La carta se adapta, evoluciona, y busca algo tan sencillo —y tan difícil— como dar en el clavo. Y lo consigue.

CONCULLER
Santiago de Compostela
Estefanía Colmeiro y Uxío Fernández han encontrado en Rúa Nova de Abaixo el rincón perfecto para dar rienda suelta a su creatividad, con una cocina de mercado y sin artificios. Ofrecen una carta que cambia al ritmo de las estaciones.
Platos como el los mejillones escabechados con zanahoria emulsionada, los puerros con papada y espuma de Galmesano o el gallo con cítricos y hummus de castaña, reflejan su apuesta por el producto local y la tradición reinterpretada. La cercanía se palpa en cada detalle, desde la cocina a la vista hasta el trato cálido que desprende esta pareja, con un brillante porvenir.

ESSENTIA
Toledo
Toño Navarro ha llevado la esencia de su cocina a la Finca Las Nieves, un enclave de 20.000 m² a solo cinco kilómetros de la capital manchega. En este espacio, apuestan por una cocina de temporada que respeta el producto en su máxima expresión y las brasas como la mejor forma de ensalzarlo.
Aunque la carne sigue siendo protagonista (chuletillas de cordero a la brasa o solomillo de vaca rubia gallega), comparte estrellato con verduras y delicias marineras. La bodega, con más de 300 referencias seleccionadas por el sumiller David Gómez, complementa una experiencia superlativa en un entorno privilegiado.

FUMU
Gijón
Gijón tiene una nueva cosa seria: una barra omakase donde la tradición japonesa se cruza con la despensa del norte. ¿Los responsables? Álvaro Gragera y Carlos Fraguas.
La experiencia se vive, tanto en barra como en mesa, con carta y varios menús cerrados y con el pescado más fresco del día como protagonista. Entra dorada, caballa curada, calamar, oricios… piezas que van cambiando según les llegue la inspiración. Aunque se definen como un nigiri bar, dominan otros platillos como unas gyozas de pulpo soberbias o un atún con sidra donde meter la cuchara y no dejar gota. Autenticidad y territorio.

GELATO COLLECTION
Barcelona
Albert Adrià ha hecho lo que mejor se le da: crear nuevos conceptos. En este caso, con helado. Su nuevo local en la calle Parlament junto a Alfredo Machado, no es una heladería al uso, sino una galería del frío donde cada sabor es casi una pieza de colección.
Así, se ha centrado en el mono producto, una tendencia que confiesa que le fascina de Asia. No hay cucuruchos ni tarrinas de batalla, aquí la idea es probar cosas como sorbete de frambuesa, lichi y rosas, crema helada de caramelo o helados imposibles como el de trufa y avellanas. El espacio, minimalista y elegante, deja todo el foco en lo importante: el producto y la sorpresa. Porque sí, Adrià sigue jugando. Y qué bien.

HAKU
Valencia
Ruzafa tiene, desde hace meses, algo que no se parece a nada: un restaurante italo-japonés. Dos culturas tan lejanas que aquí se unen y tienen sentido y eso se ha logrado gracias a la implicación de Bo Jimmy Zhu.
En su diminuto local con una barra omakase y apenas unas mesas -además de un privado-, cocina frente al comensal platos que hablan de su historia personal: su infancia en el Piamonte (de donde es natural) y un paladar que ha viajado más que muchos pasaportes. Aquí no hay carta, sino un menú que cambia según lo que encuentra en el mercado. Hay pasta, como los ravioli al sugo d’arrosto. También nigiris con pescados madurados o anguila. Todo hecho con una sensibilidad brutal.

INDÓMITO
Santiago de Compostela
Martín Vázquez lo tenía claro: quería montar un sitio salvaje e irreverente, tal como su nombre indica. Y así nació este local escondido en la rúa da Caldeirería, donde la cocina se mueve al ritmo de lo que le inspira cada día.
Aquí no hay normas, ni falta que le hacen. Todo va del producto, al plato. Puedes empezar con alcachofa, huevo y trufa y acabar con unas fabas de Lourenzá con almejas y chorizo de mar. Cocinan todo al momento, con fuego, brasa o plancha, y lo sirven con una sonrisa. Es Galicia sin folclore, cruda y directa, como solo puede hacerla alguien que la lleva muy dentro.

LA MAR
Madrid
Y por fin se produjo el milagro: Gastón Acurio ha vuelto a Madrid y lo ha hecho con un enorme espacio junto al Bernabéu y su restaurante más famoso. Y es mucho más que una cebichería.
Aquí hay cocina peruana de raza, de esa que es sabrosona y genuina. No faltan causas, piqueos -atención a sus nigiris- y por supuesto una colección de ceviches a lados y originales como el que infusiona la leche de tigre con alcachofa. Sigue con arroces, tiraditos o pescados enteros a la brasa, con ajillo limeño que piden ser disfrutados. La carta de cócteles es otro plus, porque preparan los mejores piscos de la ciudad.

LA TRÉBEDE
Pobladura del Valle
Pablo González tiene solo 23 años y ya ha hecho algo enorme: poner en el mapa gastronómico a un pueblo zamorano del que casi nadie había oído hablar. Formado en el Basque Culinary Center y curtido en grandes cocinas, decidió volver a casa y revolucionar una casa de comidas con una carta que mezcla tradición local y técnica bien a nada.
Hay micuit casero, pulpo o bacalao pero también mollejas con uva dulce, oreja con mejillones o un rodaballo con pasas. Todo con producto de cercanía, vinos de Toro y postres que se recuerdan. En mitad del campo ha conseguido que se coma de cine.

LEARTÁ
Sevilla
Comida y bebida de reflexión. Ese es el alegato de Manu Lachica y Rita Llanes, que han abierto en el corazón de Sevilla un restaurante pequeño, íntimo y con mucho mimbre. Solo cinco mesas, una cocina a la vista y un menú degustación de once pases que habla del sur y sus raíces.
No hacen falta fuegos artificiales, pero sí es cierto que hay mucha sorpresa: mollete de tomate asoleao con manteca helada, secreto con almendra amarga, bacalo con caracoles… Todo pasa por sus manos, desde la compra al último detalle del emplatado. La suya, es cocina honesta hecha desde el cariño.

LIEVA
Huelva
Volver al lugar donde fuiste feliz siempre tiene algo de ajuste de cuentas. Y eso es lo que ha hecho Javi Abascal en plena sierra onubense: regresar a Fuenteheridos, el pueblo que marcó su infancia, para montar el restaurante que siempre había soñado.
Ocupa una antigua casa a las afueras, con suelos hidráulicos de 1907, brasas encendidas y un menú donde todo huele a campo. Oreja crujiente con yogur y lima, puerros con salchicha de Aroche, ragú de ciervo congnocchi o un postre de pera nashi y yuzu lo dejan claro: esto va de comerse Huelva bocado a bocado. Y Abascal, por fin, juega en casa.

MAESTRO BAR
Valencia
En Valencia hay cruces que hacen historia. Como el de Maestro Gozalbo con Burriana, donde dos hermanos —Carlos y Nacho Gómez Martínez-Barona— han montado el bar que siempre imaginaron: el que lleva el nombre de su calle, ese que es un bar de hoy en día, pero eso sí, con el alma de siempre.
En definitiva y como ellos dicen, un bar normal. Puedes darte un festín con anchoas sobadas con mantequilla, salpicón de langostinos, katsu sando ibérico o macarrones de la abuela. Otro plus, se beben vinos que se salen del sota- caballo-rey. ¿Lo mejor? Que lo han convertido en el tipo de bar al que querrías volver una y otra vez.

MASTA
Zarautz
Una taberna vasca, pero del siglo XXI. Así se vive esta casa de comidas contemporánea en pleno casco histórico de Zarautz. Aquí mandan el producto de cercanía, la temporada y esa forma de cocinar que respeta los fondo, sofritos y el tiempo.
La carta es corta y cambia el mercado: tomate con bonito, marmitako de ventresca, albóndigas de baxurde o salpicón de espárrago y cigala. Todo tiene sentido. En cocina están Javier Ochoa y Garikoitz Arruabarrena, que han hecho de este lugar una prolongación de sus raíces vasco-navarras. El maridaje se complementa con cocina: pequeños productores, referencias distintas y mucho criterio.

MAYMANTA
Barcelona
Lo que empezó en Ibiza, ahora se asoma a los cielos de Barcelona desde la planta 14 del Grand Hyatt. Cocina peruana con producto local, técnica impecable y esa mezcla de sabores que nos vuelve locos. Al frente, Omar Malpartida, uno de esos chefs con talento para todo: dominar el ceviche, clavar un arroz con pulpo o montarte una coctelería a base de piscos, macerados y especias que va sola.
La carta es versátil, el espacio elegante, y cada plato tiene algo que en un sí rotundo: tortita de choclo con gamba roja, croqueta limeña de pularda y especialidades como la costilla bachiche que se deshace en boca o los gnocchis de montaña.

MESA LOBO
Barcelona
Hay mesas que se improvisan cuando entra alguien importante. En el argot de cocina, a eso se le llama una mesa lobo. Aquí, todas lo son. En este bistró del Eixample, la cocina se mueve entre Francia y el norte de Europa, pero lo hace con producto local tratado con mimo.
¿Los platos? Coliflor con mantequilla tostada, mollejas de ternera con encurtidos y parmentier o un best seller, lubina curada con emulsión de pistachos. Todo respira savoir faire, desde el pan con mantequilla tostada que llega al sentarte, hasta los postres reconocibles y caseros. Detrás están Òscar Álvarez en cocina y Pablo Arnal en sala, socios que desmuestran una historia de complicidad y mucho fondo.

OLIO
Bilbao
Dicen que la cocina es arte, y en este restaurante del hotel The Artist, se lo han tomado al pie de la letra. A su nueva aventura gastro, le han dado un sentido artístico, en el que el olio (aceite) es como la pintura de un pintor. La carta, breve pero concisa, a la que se suma un degustación, combina lo mejor del producto vasco con guiños franceses, fondos potentes y emplatados muy cuidados.
Al frente, Abel Corral, que lleva años cocinando en este hotel, se ha aliado con Nelson Da Silva para unir tradición y modernidad sin perder el respeto al producto. Ciervo con castañas, cochinillo con espuma de hinojo o bogavante convertido en txangurro, son algunos de los platos de una experiencia con mayúsculas.

PER FEINA PER PLAER
Barcelona
Comida cotidiana a precios para todos. La nueva apuesta de Rafa Zafra junto a sus socios habituales, da continuidad a aquel proyecto que ya vio la luz en Barcelona, pero que ahora, evoluciona.
Al frente de los fogones está Stefano Schirru, encargado de una propuesta que reinterpreta el menú diario con una carta libre, sabrosa y llena de guiños a la cocina de siempre y a la catalana en especial. Canelones de rustido, el fabuloso pulpo homenaje a la sirena de Roses, arroces, guisos. Disfrute del bueno. También hay meriendas, terraza y afterwork con cócteles. Aquí se viene per feina… o per plaer.

SALA CERO Y SUBCERO
Madrid
Javier Bonet lo ha vuelto a hacer. En su nuevo proyecto en el barrio de Salamanca, ha creado un dos en uno que sorprende de principio a fin. En la planta calle, Sala Cero, una enorme barra con cocina vista, brasas, juego en el plato, producto y toda esa creatividad que destilan los negocios de este genio.
Los platos cambian pero permanecen clásicos como el chuletón cenital o el limón navaja. En el sótano, Subcero se convierte en un place to be, una coctelería modernísima con tragos que se salen de la norma. Todo ello en un local escondido, sin letrero, como si el secreto fuera parte del juego…

SEN OMAKASE
Madrid
Steven Wu convirtió una tranquila calle de Chamartín en un pasaje directo a Japón. Su restaurante es una experiencia inmersiva dividida en cuatro salas, donde se sigue la filosofía washoku a rajatabla: cinco técnicas, cinco sabores, cinco colores y, por supuesto, cinco sentidos en alerta máxima.
Aquí todo cambia con las estaciones: del menú al maridaje y hasta la decoración. En su barra omakase, con más de 40 pases, se disfruta entre nigiris y platillos. El chef te guía con sabrosas explicaciones y un punto de humor, rematando la velada con ceremonia del té y cóctel al más puro estilo Tokio.

ULTRAMARINOS EL CALVO
Cádiz
¿Propósito? Disfrutar de lo lindo: de una buena tapa, una cerveza bien tirada o un mollete relleno de pringá que se deshace solo con mirarlo. El alma detrás del renacer de este histórico local es Borja García Prieto, que tras recorrer algunas de las mejores cocinas del país, ha vuelto a casa para montar el bar que a todos nos gustaría tener al lado.
Y todo es un sí: platos para compartir y esa mezcla infalible de tradición, brasa y guiso con fundamento. Hay ensaladilla con caballa, chicharrones y hasta barriga de atún al encebollao. Y terminar el día celebrando la vida porque sí, porque aquí hay jolgorio del bueno.
