Aquí Sir John Elliot Gardiner, el reconocido director de orquesta británico, especialista en música barroca y sobre todo en Bach, viste chaqueta de tweed con una camisa de lino. Alguien podría pensar que hay incongruencia entre ambos tejidos y este alguien sería una persona equivocada. Pese a la absurda moda de llevarlo en verano, el lino es cálido, invernal. El lino es lo contrario de lo fresco. Es mucho más fresco el algodón. Acierta Sir John Elliot Gardiner con su combinación coherente y nada estrambótica.
Hay tres confusiones fundamentales en nuestro quehacer moderno. La primera es tomar el gintónic como digestivo. El gintónic es un aperitivo, por el amor de Dios. El gintónic hay que tomarlo antes del aperitivo y en vaso bajo. No grandes cantidades ni frutas que no sean una piel de limón. No grandes vasos donde quepa toda la botella de agua tónica. El gintónic abre el apetito y por eso cuando lo tomamos después de cenar en el restaurante o en el cocktail-bar volvemos a casa con un hambre de caballo y arrasamos con lo que encontramos en la nevera o en la gasolinera y no hacemos más que empeorar lo que ya de por sí iba cuesta abajo.
La segunda confusión es no entender que el nazismo, el falangismo y el fascismo son formas de socialismo. De socialismo no comunista -es cierto- pero de socialismo. Y que para entender el desastre que causaron, y sobre todo para no repetirlo en el futuro, del hilo que hay que tirar es del hilo socialista, el más sanguinario de la Historia.
La tercera incomprensión es la que motiva este artículo y que por suerte Sir John Elliot corrige con su maravillosa estampa y porte. Esas grandes gotas de sudor que manchan las camisas del verano; esos hombres tercos, obcecados, entre los que me cuento y es dramático, con nuestro uniforme de lino en agosto creyendo, por el aspecto que tiene el tejido, tan informal, tan alegre, que nos refrescamos, cuando en el fondo nos condenamos a un plus irracional y temerario de temperatura, somos el símbolo de una era de desorientación, y luego esperamos que lo arregle todo un nuevo Papa.
Tenemos ocasión de corregirnos este año. El algodón fresco es el tipo de tela que hay que buscar en los meses cálidos, y reservar el lino para finales de noviembre, cuando podamos volver a sacar el tweed y el cashmere, y haya oscurecido a la salida de los restaurantes.