
OVIEDO, 14 (EUROPA PRESS)
El Servicio Regional de Investigación y Desarrollo Agroalimentario del Principado (Serida) ha organizado, en colaboración con la empresa Panduru Economía Circular, una cata de galletas enriquecidas con harina roxa de magaya, subproducto procedente de la elaboración de la sidra. La iniciativa se enmarca en un proyecto de investigación para la revalorización de residuos sidreros, como la magaya y las borras, y su transformación en ingredientes funcionales y sostenibles.
La harina roxa se obtuvo tras un proceso que incluye la deshidratación, molienda y tamizado de magaya, según ha detallado el Principado en nota de prensa. Para ello se mezclaron once magayas de la cosecha de 2023, procedentes de variedades de manzana incluidas en la Denominación de Origen (DOP) Sidra de Asturias. El resultado es una harina con una tonalidad anaranjada y un tamaño de partícula menor de 1,5 milímetros. Posteriormente, se almacenó al vacío y al abrigo de la luz hasta su posterior análisis y uso.
La investigadora del proyecto dentro del área Tecnología de los Alimentos del Serida Rosa Pando ha explicado que la magaya ha sido tradicionalmente utilizada como alimento para ganado, pero en numerosos estudios se ha profundizado en su caracterización y se ha considerado que «es una fuente de recursos con alto potencial para su explotación dentro del ámbito agroalimentario».
Pando, junto con Anna Picinnelli, María José Antón y Roberto Rodríguez, conforma el equipo que lidera esta investigación científica, que cuenta con 197.230 euros de financiación de la Agencia Estatal de Investigación, dependiente del Ministerio de Ciencia.
Con el fin de darle una segunda vida a la magaya y aprovechar al máximo sus propiedades, el equipo de Tecnología de los Alimentos la transformó en harina, y, a continuación, inició una colaboración con Panduru Economía Circular.
Las galletas se elaboraron con la receta propia de Panduru Economía Circular, que incluye en su composición el 35% de excedente de pan. Así, se elaboraron tres tipos de galletas, en las que se sustituyó un 25%, un 50% y un 75% de ese excedente por harina de magaya.