Brand Voice

Las paradas gastronómicas definitivas de este verano

En estos seis lugares se puede disfrutar de la cocina local y hacerlo en edificios muy singulares desde los que apreciar unas vistas y entornos únicos.

Una de las cosas que más se valora del verano y de las vacaciones es la falta de horarios. No someterse a la dictadura del reloj y poder disfrutar de cada momento de una manera más relajada, sin prisas, sin las ataduras de un horario. La rutina desaparece, se alargan los desayunos y se extienden los brunch más de la cuenta. Se disfruta de relajadas meriendas que se prolongan hasta la noche y de distendidas cenas que transcurren entre el atardecer y casi la medianoche. 

La mejor manera de disfrutar de un verano así, en el que no falte la buena cocina, es buscar lugares que te permitan esa flexibilidad horaria. Que los hay. Tal es el caso de los llamados espacios gastronómicos-cafeterías que te propone Paradores, ubicados en sus idílicos establecimientos. En ellos se puede disfrutar –sin necesidad de estar alojado– de una propuesta más informal y desenfadada que cubre diferentes franjas horarias. Un concepto diferente al de sus tradicionales restaurantes, con el que no renunciar a la calidad y a la mejor cocina local cuando el apetito así lo dicte.

¿Qué se puede encontrar en estos espacios gastronómicos-cafeterías? Productos con identidad, representativos de la gastronomía regional española, como el jamón ibérico y todo tipo de embutidos, patés, quesos artesanos o conservas tan señeras como las anchoas. También propuestas 100% naturales donde hay cabida para todo tipo de ensaladas, así como sopas o cremas frías, que pueden incluir ahumados o alternativas vegetarianas.

La cocina regional abandera el mejor picoteo

Por supuesto, en este concepto más distendido, no puede faltar una rica oferta de deliciosas propuestas de lo que llaman “entre dos panes”. Clásicos, pero actualizados y sugerentes sándwiches; bocadillos tradicionales, como el serranito de Andalucía Oriental (mollete con lomo, tomate, jamón y pimientos), el brioche de rabo de toro o de carrillera (sí, un guiso puede llevarse a un bocadillo); y las hamburguesas con ingredientes de la mejor calidad, como la de ternera retinta.

Además, en estos espacios gastronómicos-cafeterías no pueden faltar las reinas del tapeo patrio, las croquetas en infinidad de versiones. Y una selección de platos del entorno con mucha identidad que pueden encajar en eso que entendemos como un buen “picoteo”.

Así que, estés donde estés, es una gran noticia saber que siempre habrá cerca un Parador donde disfrutar de un delicioso bocado en sus terrazas o espacios gastronómicos-cafeterías. Nosotros te ayudamos a que localices el tuyo.

La Alacena del Foro. Parador de Mérida

Mérida espiritual y terrenal

En pleno corazón de la ciudad de Mérida encontrarás un convento del siglo XVIII, levantado sobre las ruinas de un templo romano, que hoy hace las veces de Parador. Además de espacios singulares, como su imponente claustro de columnas romanas o su antigua capilla, atesora otros dos templos, menos espirituales y más terrenales, ya que, en lugar de rendirse a las divinidades, lo hacen a la buena cocina regional extremeña. Hablamos de su restaurante y, lo que aquí nos ocupa, de su espacio gastronómico La Alacena del Foro.

Un lugar con entidad propia y con una carta más informal pensada para el picoteo, con raciones de marcada identidad pacense, pensadas para compartir en la mejor compañía. Como no podía ser de otra manera, encontrarás jamón ibérico de bellota DO Dehesa de Extremadura, quesos extremeños, paté de perdiz, el típico zorongollo, los cardillos silvestres, así como caldereta de cordero o migas del pastor.

Croquetas de La Alacena del Foro (Parador de Mérida)

Un histórico lugar, para disfrutar a cualquier hora del día y completar la experiencia dando un bonito paseo por el llamado Jardín de las Antigüedades del Parador, que además acoge la terraza del restaurante. Allí tendrás el privilegio de ver piezas arqueológicas de diferentes épocas (romana, visigótica y mudéjar). Es, además, un sitio muy especial para disfrutar del café y el tardeo.

El Jardín de la Arruzafa. Parador de Córdoba

Sentir y degustar la Córdoba más exuberante

Imagínate disfrutar de la mejor cocina tradicional cordobesa en un sitio único que sirvió de palacete de verano al príncipe omeya Abderramán I y que ofrece unas vistas impresionantes de la ciudad de Córdoba. Tentador, ¿verdad? Pues esto, sumado a unos jardines con las palmeras más antiguas de Europa (que mandó traer el citado emir del lejano oriente para que le recordaran a su patria), es lo que encontrarás en el Parador de Córdoba.

Rabo de todo de El Jardín de la Arruzafa (Parador de Córdoba)

En “El Jardín de la Arruzafa”, el espacio gastronómico del Parador y alternativa a su restaurante tradicional, se ofrecen propuestas típicamente cordobesas que beben de las diferentes culturas que pasaron por la bella ciudad califal. Quesos de Zuheros y Subbética, chacinas de la serranía, berenjenas con miel, tomate rosa de Alcolea, croquetas de rabo toro, salmorejo, mazamorra, flamenquín cordobés, bienmesabe, calamares fritos a la andaluza… Delicias que saben todavía mejor desde su terraza con vistas a la ciudad.

La Zalema del Atlántico. Parador de Mazagón

Un verano junto al Atlántico

Ahora te proponemos un ejercicio de abstracción: Cierra los ojos e imagínate en una inmensa y tranquila playa de la costa onubense, en la que se mezcla el rumor de las olas del mar con el sonido de los pájaros del pinar. Sigue andando. Lo que ves ahora es el Parque Nacional de Doñana y, a sólo unos pasos, el Parador de Mazagón. Lo que allí te recibe es naturaleza en estado puro. Bonitos jardines, tranquilidad y la mejor cocina marinera en su restaurante y en un espacio gastronómico: La Zalema del Atlántico.

Albóndigas de choco y gambas de La Zalema del Atlántico (Parador de Mazagón)

Este rincón cargado de personalidad despliega una carta basada en productos locales de primerísima calidad: jamón ibérico de bellota Jabugo, quesos de Doñana, gamba blanca cocida o a la plancha, albóndigas de choco, cazón en adobo, ensartado de cordero moruno, berenjenas crujientes, boquerones en vinagre, chapata de choco frito y ali-oli… Ahora abre los ojos. Difícil dejar de pensar en este paradisíaco oasis del sur y en esas gambas blancas que esperan tu visita.

La Cuajadera del Mediterráneo. Parador de Mojácar

Entre playas salvajes y gambas de Garrucha

Seguimos disfrutando de un entorno de mar, pero esta vez de esencia mediterránea en el Parador de Mojácar. Un tranquilo alojamiento ubicado a pie de playa que es perfecto para disfrutar de uno de los pueblos más bonitos de España, que se encuentra a sólo tres kilómetros de este establecimiento. En Mojácar reinan las laberínticas y empedradas calles, las típicas casas blancas encaladas, las plazas escondidas que te van sorprendiendo a cada paso y rincones con embrujo y encanto que querrás fotografiar. Igual que sus bonitas y salvajes playas.

Fritura de pescado de La Cuajadera del Mediterráneo (Parador de Mojácar)

Un sitio que invita a ser descubierto y más si se completa con un buen homenaje gastronómico, como el que ofrece La Cuajadera del Mediterráneo, el espacio gastronómico del Parador. Aquí se viene a probar las gambas rojas de Garrucha (una de las mejores de España), quesos de Puries, cuajadera de sepia, croquetas de jamón de Trevélez, pizzas artesanas y mucho más. Cocina regional, marinera y con ese toque veraniego, en compañía del mar y la brisa mediterránea.

Además, muy cerca de este enclave está la puerta al Parque Natural del Cabo de Gata-Níjar, un bello entorno protegido salpicado de playas salvajes, bonitos pueblos pesqueros y acantilados que dejan con la boca abierta.

En el Parador de El Saler se encuentra La Barraca del Mediterráneo

El Saler en estado puro

Viajamos hasta la costa valenciana para descubrir otro oasis en primera línea de playa, La Barraca del Mediterráneo, donde degustar la mejor cocina local con recetas cuyo secreto reside en los productos de la huerta y del mar. Y es que este espacio gastronómico se encuentra en el Parador de El Saler, en un entorno privilegiado acotado en todos sus flancos por naturaleza: la del parque Natural de La Albufera y la de las dunas y pinos que embellecen su salvaje playa. Una atmósfera que invita a degustar la tradicional paella valenciana.

Paella valenciana de La Barraca del Mediterráneo (Parador de El Saler)

Hay lugar para otras maravillas como la tortilla de Tonete, que nunca falla, la sepia con alioli de tinta, que siempre triunfa, las clochinas al vapor o incluso un delicioso guiso de pulpo con setas, que siempre sorprende. También hay opciones más distendidas e informales, pero no menos desdeñables, como un buen bocadillo “brascada” (ternera plancha, cebolla, jamón y mermelada de tomate y soja) o raciones para compartir como la siempre apetecible fritura de lonja.

Y aviso a los amantes del golf, este Parador cuenta con un destacado campo de golf, recientemente calificado como el mejor de Europa en relación calidad-precio. Así que aquí siempre puedes combinar tu mejor swing con un delicioso bocado valenciano junto al mar.

La Bodeguita. Parador de Lerma

Castilla, historia y despensa

Concluimos el recorrido en tierras burgalesas, en el Parador de Lerma, un histórico palacio del siglo XVII por el que han pasado famosos personajes como Napoleón o Lope de Vega. Tómate un café disfrutando de su precioso claustro interior rememorando su historia, descubre su colección artística y déjate tentar con las propuestas de La Bodeguita, su espacio gastronómico.

Sopa fría de espárragos blancos con virutas de jamón de La Bodeguita (Parador de Lerma)

Su carta predispone al picoteo, con propuestas imprescindibles como la morcilla de Burgos –también en versión buñuelo y acompañada de huevos fritos–, las croquetas de jamón, las chuletillas de lechal, los torreznos fritos, los quesos de Castilla y León, las ensaladas y sopas frías, los entrepanes o las elaboraciones marinas como las rabas o los dados de bacalao ajoarriero. Además, en verano tiene acceso y servicio en la terraza. Imprescindible.