Opinión Andrés Rodríguez

Instrucciones para un camarero fotógrafo

Foto: Getty.

A todos los amigos de escuelas de hostelería, universidades, academias y demás seminarios, congresos, claustros, cátedras y paraninfos, les recomiendo lo mismo: meted la asignatura de fotografía cuanto antes.

De poco vale ser un camarero que sirva si no sabe enfocar a esa pareja de turistas que antes del primer bocado te piden que los retrates. De poco o nada vale salsear y emplatar con gracia si eres un chef que no sabe posar ante la cámara del comensal.

Sonreírle a la cámara, disparar el obturador, antes o después de la cuenta, es asignatura obligada en la hostelería mundial. Podría ir más allá y pedirle a los interioristas que iluminasen los platos, que ese móvil que hace sombras sobre el emplatado puede arruinarte una publicación en Instagram.

Si piensa el lector que exagero, me atrevo a decir que el recuerdo fotográfico es un 25% de la satisfacción final del cliente. Puede discutírseme el porcentaje, pero no que se puede comer rico, estar muy a gustito, que si el camarero te tuerce el morro cuando le pides una foto o el chef no tiene ni percha ni actitud, se te pueden caer las reservas.

Propongo clases de fotografía. En nuestra casa, en Forbes House, ya hemos comprado una Polaroid con carretes en blanco y negro para que en la terraza los socios se lleven un recuerdo. Sí, estamos en todo, también en que el bolígrafo con el que se firma la cuenta sea un rotulado Paper Mate de esos de clic reconocible. ¿Exagero? Creo que no… un momento: ¡Mirad al pajarito!, y en el postre, lo comentamos.