La Navidad está a la vuelta de la esquina y Madrid lo sabe. Vuelven los típicos mercadillos gastronómicos navideños que traen luces, colores y olores a las calles de la capital española.
Entre villancicos y guirnaldas, los clásicos nunca faltan: turrones, mazapanes, polvorones, mantecados y, por supuesto, el esperado Roscón de Reyes. Pero la Navidad madrileña también tiene un lado más atrevido, con chefs estrella, foodtrucks de autor y propuestas que convierten cada paseo en una experiencia gourmet. Los parques temáticos vuelven a abrir sus puertas y las novedades se suceden, como por ejemplo MAVIDAD en el estadio Santiago Bernabéu, donde el estadio se transformará, del 24 al 31 de diciembre, para acoger una de las propuestas navideñas más espectaculares de la temporada. Se recreará un pueblo mágico y escondido que dará lugar a una experiencia inmersiva.
Uno de los grandes protagonistas de la temporada es el tradicional mercado navideño de El Corte Inglés de Castellana, en Nuevos Ministerios. Este espacio, que cada diciembre se transforma en un pequeño universo festivo, vuelve con una edición que promete ser la más sabrosa hasta la fecha. Entre casetas repletas de adornos, juguetes y regalos, se abre paso un recorrido gastronómico irresistible: La Cocreta, The Cookie Lab, Joselito, Demasié, Arzábal, Malvón, Beata Pasta, Cañitas Maite o el icónico bocata de calamares de El Brillante. Y, cómo no, el pollo frito de Dabiz Muñoz, que ya se ha ganado el título de plato más fotografiado (y devorado) del invierno madrileño.

Los foodtrucks aparcan con orgullo sus sabores festivos: desde la cocina mexicana de Tepic hasta los guiños peruanos de Quispe o las hamburguesas irresistibles de Kricky Pelton. Una auténtica vuelta al mundo sin salir de la Castellana, donde cada bocado cuenta una historia y cada aroma te lleva a un rincón distinto del planeta.
Y para los más golosos, los dulces navideños se reinventan sin perder su esencia. Los turrones artesanos de Vicens, los churros y chocolates de San Ginés o las galletas de mantequilla de inspiración nórdica se convierten en protagonistas de meriendas con banda sonora de villancicos.
Porque en Madrid, la Navidad no se celebra: se saborea. Y entre luces, bocados y brindis, la ciudad demuestra una vez más que es capaz de convertir cualquier rincón en un festín.
Así que, este diciembre, prepara el abrigo, la bufanda… y el apetito. Porque la capital está lista para servirse, una vez más, en versión gourmet.