Toma Nota

El fraude de los mariscos sigue afectando a consumidores y hosteleros

 

La industria pesquera tiene un problema con el fraude. Estudio tras estudio ha demostrado que más del 25 por ciento de los productos provenientes del mar se encuentran mal etiquetados en los supermercados. Ejemplo de ello, muy habitual en la actualidad, es el del sushi, la mitad de los que dicen contener un pescado no lo contienen. El grupo Oceana ya en 2016 publicó un informe alertando de que una quinta parte de todos los productos del mar en todo el mundo estaban mal etiquetados. Y, ahora estamos en 2019, y Oceana está de vuelta con un nuevo estudio, y ¿adivina qué porcentaje de los mariscos están mal etiquetados? Efectivamente, la misma.

El año pasado ya se implementaron nuevas regulaciones para intentar combatir el etiquetado incorrecto de este tipo de alimentos en prácticamente todo el mundo. Aún con esto, 21% de los pescados se etiquetan incorrectamente, incluso algunos tan básicos como la lubina y el pargo se hacen pasar por otros pescados mucho más caros. “El fraude de mariscos en última instancia engaña a los consumidores que son víctimas de un cebo y un cambio sin tener en cuenta los riesgos para la salud a la vez que perjudica a los pescadores honestos y a las empresas de mariscos. La trazabilidad de los mariscos, desde el barco hasta el plato, es fundamental para garantizar que todos los mariscos que se venden en cualquier país. Esto sirve para asegurarnos de que esos peces sean seguros, se capturen legalmente y se etiqueten honestamente.

Oceana explica en su estudio, también, que incluso encontraron pruebas de que «los pescados y mariscos importados se venden como favoritos regionales, engañando a los consumidores para que piensen que sus productos marinos son de origen local». En general, un tercio de los establecimientos que fueron examinados tenían productos marinos etiquetados incorrectamente. «Después de analizar cerca de 2,000 muestras de diferentes lugares desde que comenzamos nuestras investigaciones sobre este fraude, todavía continuamos descubriendo niveles preocupantes de engaño en los alimentos que compramos para nuestras familias», dijo Kimberly Warner, autora del informe y científica de Oceana, agregó. «Por el bien de nuestra salud y la de los océanos, se necesita hacer mucho más para abordar este problema».