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El destino del viajero gastronómico

Tierra alegre, festiva y familiar, en Cataluña se celebra la vida desde la mesa. También desde el viñedo, el mar o el olivar, porque la cultura gastronómica catalana es apabullante.

Comida en las bodegas Clos Pons, de la DO Costers del Segre. Agència Catalana de Turisme

Recorrer Cataluña es hacerlo a través de un paisaje deslumbrante que destaca por una variedad orográfica que va del verde al ocre y de la montaña a la inmensidad del mar; pero también por la riqueza de su gastronomía, que es la historia de un territorio. Porque a través de sus productos y recetas se conocen las costumbres de sus habitantes que nos hablan de tiempos pasados y también de otros más actuales.

Así, este septiembre es una grandísima idea organizar una escapada a Cataluña e ir marcando en el mapa diferentes paradas para ir conociendo localidades, tradiciones, viñedos, olivares, mercados y maravillas naturales. ¿El objetivo? Relajarse y dejarse empapar por la esencia de la tierra a través de sus suquets y ranxos de la costa, de sus cazuelas y arroces de la huerta, o de sus guisos y asados con mucha seta y trufa de la montaña.

Recetas que se elaboran gracias a una materia prima excelente cultivada y capturada de manos de campesinos, artesanos, pescadores y viticultores, y transformada a través de la creatividad de cocineros de renombre internacional (Ferran Adrià, los hermanos Roca, Carme Ruscalleda u Oriol Castro, Mateu Casañas y Eduard Xatruch de Disfrutar) o de los que trabajan a pequeña escala haciendo inmensamente felices a muchos. Ellos son los héroes de la despensa que cultivan la vida y los cocineros de puro genio que crean desde la tradición o vanguardia.

Comida con mejillones y ostras en las bateas del Parque Natural del Delta de l’Ebre. Agència Catalana de Turisme

Así que durante este viaje será mejor olvidarse de los tópicos –paellas, tapas, sangría–, lanzarse a descubrir lugares desconocidos, apasionarse y –muy importante– pasárselo muy bien para volver con el nivel de serotonina por las nubes. Y es que Cataluña apetece.

Vino y paisaje

Cataluña es un territorio de vino que tiene su momento de esplendor cuando el verano empieza a despedirse. Y es que durante estas semanas se suceden las fiestas de la vendimia que invitan a vibrar con su apasionante escena vitivinícola compuesta por 12 denominaciones de origen: Priorat, Montsant, Penedès, Terra Alta, Costers del Segre, Empordà, Conca de Barberà, Pla de Bages, Alella, Tarragona, Cava y Cataluña. Un patrimonio milenario y reflejo del ciclo de la vida que merece la pena conocer. Si te apetece, puedes recorrer también las nueve rutas del vino de Cataluña.

Entre las fiestas del vino y el cava de esta época destacan la Fiesta de la Vendimia de Alella, el Cavatast en Sant Sadurní d’Anoia, Fiesta de la Vendimia al Penedès, la Fiesta de la Vendimia del Bages, el Festival del vino y la gastronomía de Cambrils, la Fiesta del Vino de Lleida, la Fiesta del vino de Gandesa y la Fiesta de la Vendimia de la DO Empordà.

Familia participando en un taller de vendimia en el Penedès. Agència Catalana de Turisme

Recorrer estas fiestas será la mejor forma de celebrar la vendimia y los augurios por una buena añada.

Oro líquido e historia

Los olivos son testigo vivo de la historia de Cataluña, ya que permanecen impasibles en esta tierra desde tiempos inmemoriales. Así, el cultivo de la aceituna ha marcado la personalidad de muchas zonas y ha transformado el paisaje. A través del oleoturismo se pueden descubrir las cinco denominaciones de origen protegidas en Cataluña, así como las especies autóctonas: el ‘argudell’ de L’Empordà o la ‘morruda’ del Baix Ebre.

La recuperación del cultivo del olivo y de las variedades autóctonas son dos aspectos clave del trabajo que se está realizando en la zona. Se siguen conservando los métodos de elaboración tradicionales y existen todavía 40 molinos de aceite centenarios. Esto es lo que se puede observar de manos de muchos de los productores que permiten visitar sus instalaciones, quienes invitan al visitante a oler, degustar, aprender, diferenciar los matices y descubrir curiosidades como que el aceite de oliva es un excelente producto hidratante y exfoliante para la piel.

Aceitunas en el suelo, después de ‘peinar’ los olivos. Agència Catalana de Turisme

Empaparse de gastronomía

Y de historia, claro. Porque una no es sin la otra. Y es que Cataluña ha sido el pueblo de íberos, fenicios, griegos, romanos, judíos, árabes o cristianos. Una rica mezcla de culturas que se plasma en la cocina y que se enriquece aún más gracias a un territorio privilegiado que llena la despensa de producto de mar y montaña. Por eso el viaje es la ocasión perfecta para conocer todo esto y hacerlo desde sus mercados, tiendas de artesanía, fondas, restaurantes de cocina vanguardista, fiestas, jornadas gastronómicas, visitas a bodegas enclavadas en edificios modernistas o a molinos aceiteros centenarios.

Hay infinidad de opciones para el turismo enogastronómico, pero nosotros te proponemos las siguientes experiencias:

Picnic entre viñedos – La Vinyeta. Costa Brava

Nada como hacer una parada en La Vinyeta (DO Empordà), adentrase en la naturaleza y estirar la manta a pie de viñedo. Un par de copas de vino, un surtido de embutidos y de quesos locales y que se pare el reloj.

Picnic entre viñedos de la bodega La Vinyeta de la DO Empordà. Agència Catalana de Turisme

Desayuno de payés en una bodega de Collserola. Barcelona

Tras media hora por carretera desde Barcelona se llega a la sierra de Collserola donde contemplar los vestigios de la masía Can Calopa, que data del siglo XVI, conocer un proyecto de agricultura social que produce vinos y aceites de Barcelona únicos, poner cara a los últimos artesanos del parque natural y desayunar como un buen payés a base de quesos, embutidos y vinos de la bodega.

Ruta entre viñas y una joya modernista. Costa Daurada

Vinícola de Nulles es quien organiza esta experiencia que permite recorrer la última llanura de secano de Cataluña y sus muros de piedra seca. La visita termina en la Catedral del Vino de Nulles, una joya modernista en la que se elaboran vinos y cavas de Adernat.

Inmersión en la cultura del arroz. Terres de l’Ebre

Y gracias a la empresa familiar de Amposta, El Molí de Lo Nostre Arròs, que cultiva un producto de calidad y vende sólo lo que producen en sus tierras del Parque Natural del Delta de l’Ebre. A lo largo de la experiencia se visita el molino y se aprende a diferenciar las principales variedades existentes.

Bienvenidos a la Garrotxa. Pirineos de Cataluña

Trescalia organiza esta experiencia que permite hacer noche en un hotel rural para pasar el día recorriendo los pueblos más genuinos de la zona, conocer el trabajo de Ferrer Xocolata, de la Fageda Fundació, visitar el mercado semanal de Olot o probar el mejor yogur artesano del mundo.

Recolección de tomates en una huerta. Agència Catalana de Turisme

Cata de aceites en Les Garrigues. Terres de Lleida

Aquí se encuentran los olivares más grandes de toda Cataluña. La visita no puede ser más completa porque, gracias al Centre de la Cultura de l’Oli de Catalunya situado en la Granadella, se ofrece una explicación de todas las variedades, una formación previa, una cata y posterior análisis organoléptico. Además, este centro acoge un museo donde se puede ver todo el proceso de elaboración del aceite. También cuenta con un molino y una sala de pilas.

Más información: catalunya.com