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Economía.- El sector citrícola valenciano teme restricciones de riego en su época más crítica de cultivo por la sequía

El sector citrícola valenciano teme que la actual situación de sequía pueda provocar restricciones de riego en la épocas «más críticas» de cultivo, debido a la alta demanda de agua que tienen los árboles frutales y la ausencia de precipitaciones.

«Si no llueve podíamos quedarnos sin agua y tener que abandonar los cultivos», ha asegurado José Francisco Nebot, responsable de cítricos de La Unió de Llauradors i Ramaders de la Comunitat Valenciana, en declaraciones a Europa Press Televisión.

El regadío en los campos de cítricos de la localidad castellonense de Betxí, y de otros municipios vecinos, se nutre de agua del río de Mijares y los embalses del interior de la provincia de Castellón. No obstante, consideran que si sigue sin llover «los embalses se vaciarán» y ya no podrán emplear este agua en sus explotaciones agrícolas y les pasarán como los cultivos de secano que ya están sufriendo una pérdidas en sus cosechas.

Nebot ha explicado que en este mes de abril sí que han notado una ausencia de precipitaciones con respecto al año pasado, cuando «hubo lluvias constantes» en estas mismas fechas: «Aquello que dicen en el refranero que ‘en abril agua mil’, este año ya se ha terminado» .

Es por ello que los agricultores de Castellón han tenido que empezar «mucho más pronto» con su sistema de riego, en el mes de abril, y activarlo para cuatro días por semana, lo que se traduce en una subida de costes por el sistema de bombeo de agua que tienen que emplear para el riego de los frutales.

«El año pasado se hizo un uso de 4.000 hectómetros cúbicos, hectárea y año. En este año, con la marcha que llevamos, estaremos consumiendo más de 5.000 y 6.000 hectómetros cúbicos», ha asegurado el representante de este sector agrícola quien ha precisado que esta situación pone de manifiesto que «sin agua no hay vida, aunque nos demos cuenta tarde».

«UNA GRAN INCERTIDUMBRE»

Uno de los meses que temen es el mes de junio, una época clave para los cítricos que es cuando el árbol «decide los frutos que quiere alimentar». Aunque este año consideran que podrán salvar la campaña avisan de que si en verano no llueve, los frutos se pueden quedar en una calibre pequeño que no se podría comercializar.

«Este año podemos ver una merma, sobre todo lo que es el tema de calibres, pero a este paso que viene ya tendremos hasta problemas para poder alimentar la planta, para que pueda florecer y cuajar frutos», ha explicado Nebot, quien ha asegurado que hasta ahora en estos campos «no ha llovido nada en 2023».

Una situación que el sector afronta con una incertidumbre «muy grande», sin previsión de lluvias en el próximo mes de mayo. «Aquí estamos día a día, semana a semana intentando cultivar, pero a lo mejor todo esto no nos sirve, porque a lo mejor al final del ciclo no tenemos la agua suficiente y nos tocará abandonar el cultivo».

La sequía se ha sumado a otros condicionantes que ha tenido que sobrellevar la citricultura como una subida de los costes de producción en los últimos tres años que va desde un aumento de los costes energéticos, tanto en luz como en gasoil, y los fertilizantes, lo que ha supuesto una factura con el «doble de precio».

Un incremento que los agricultores han asegurado no poder repercutir en sus productos, lo que conlleva que los costes de producción y los beneficios estén «más ajustados», lo que podría justificar que haya una mayor tendencia al abandono de este sector.

«Si nos vamos hacia el abandono del campo podríamos tener problemas de incendios, así como de plagas como conejos y jabalíes. Nosotros somos el medio ambiente y el medio ambiente es fundamental para el día de mañana», ha recalcado el representante cítrico de esta organización agraria.