Dua Lipa no solo canta hits globales: también sabe cómo rendir culto a la gastronomía local allá donde viaja. En su reciente escapada al sur de Italia, la artista británica ha convertido sus redes sociales en una oda al sabor y la estética napolitana. Más allá del turismo convencional, Dua eligió sumergirse literalmente en la cultura de Nápoles y sus alrededores, y lo hizo a través de lo más auténtico: su comida.
Durante su paso por la ciudad partenopea, la artista fue vista en el barrio costero de Marechiaro, donde almorzó frente al mar en un restaurante tradicional, sin protocolos ni artificios. El menú, cómo no, incluía pescado fresco y platos de la huerta local. El ambiente relajado y la vista al Golfo de Nápoles acompañaban el festín, en una imagen que ella misma compartió con sus seguidores.
Pero fue en el corazón de Nápoles, en zonas como Chiaia o los Quartieri Spagnoli, donde Dua Lipa mostró su faceta más cercana y curiosa. Caminar por calles estrechas, mezclarse entre la gente, entrar a tiendas vintage o probar helados de pistacho artesanal fueron parte de un recorrido casi íntimo que parecía guiado por el paladar y la intuición. En sus fotos, la moda veraniega se mezcla con carteles desgastados, ropa tendida y scooters detenidos al azar: puro sur italiano.
Uno de los momentos más virales llegó cuando, ya de regreso, compartió una cena a bordo de su jet privado: una pizza napolitana aún en su caja, acompañada por una copa de vino. Un homenaje no planeado pero perfectamente ejecutado al emblema culinario de Nápoles. Que la pizza se haya convertido en su cena aérea dice mucho de cómo Dua entiende el lujo: lo auténtico también brilla.
Un viaje con sabor y ritmo napolitano
Las imágenes que dejó Dua Lipa en redes sociales no fueron solo postales turísticas: capturaron fragmentos de una ciudad que aún respira celebración. Las banderas celestes del Napoli símbolo reciente del cuarto scudetto, seguían ondeando entre los callejones del centro histórico. Mientras recorría los vicoli partenopeos o paseaba por el Lungomare de via Caracciolo, se fundía con una Nápoles que es pura pasión, fútbol, mar y calle.
En paralelo, la artista se dejó ver también en la Costa Sorrentina, sumando a su viaje paradas en Positano y Capri. En su mesa, nunca faltaron los imprescindibles: spaghetti alle vongole, spritz con hielo y rodaja de naranja, y ese helado cremoso que sabe a verano italiano. Todo esto, ambientado por un toque musical inconfundible: “Ma quale idea” de Pino D’Angiò, un clásico local que sonaba de fondo en sus publicaciones, como si la playlist hubiese sido curada por la propia ciudad.
Lejos de la imagen distante de la estrella pop, lo que Dua Lipa mostró fue cercanía, aprecio por lo local y un sentido del gusto afinado no solo para la música, sino también para el comer bien. Sin poses, sin excesos. Solo buena comida, buena compañía y rincones que cuentan historias.
Su viaje por el sur de Italia es un recordatorio de que la experiencia gastronómica, cuando es auténtica, puede ser la mejor forma de conocer una cultura. Dua Lipa lo entendió. Y lo saboreó.
