Las nuevas generaciones llevan sucumbiendo desde hace unos años a los encantos de esta bebida taiwanesa, tanto por su estética como por su sabor exótico. Pero antes de adentrarnos en su historia, empecemos hablando de qué es realmente el bubble tea. Se trata de un tipo de té aromatizado con leche y sabores de frutas o sabores artificiales que generan un efecto visual totalmente deseable. Aunque verdaderamente el ingrediente que lo provoca son sus bolitas de tapioca (globos de carbohidratos), elaboradas con almidón de tapioca, o gelatina, y su sensación gelatinosa.
También conocida como Boba Tea, la bebida nació en Taiwán en los años 80, popularizándose originalmente en el país, y en alguna de sus localidades colindantes, donde eran más tradicionales las perlas de tapioca y las diferentes variedades de té que contiene la bebida. Sin embargo, no existe una teoría clara acerca del creador oficial de la bebida, pues diferentes vendedores se apropian su invención.

Según el Taipei Times, Hanlin Tea Rooms afirmó haber inventado la bebida en 1986 en base a una repentina inspiración culinaria. Otra tienda de té, Chun Shui Tang, defendió haber inventado el té de burbujas solo un año después, en 1987.
A pesar de desconocer sus orígenes, lo que sí se sabe es que el té con leche, boba y hielo picado fueron postres muy populares en la época en que se creó la bebida. Según Food and Wine, a algunos de sus posibles fundadores se le ocurrió mezclarlo todo: primero se colocó el boba en el fondo de una taza, luego, se añadió el hielo picado por encima, y finalmente el té. Así nació el bubble tea.