Eugeni de Diego ha abierto Cervecería 640 en la Diagonal de Barcelona, lateral de arriba, frente a la Illa, en los bajos de edificio de Caja Madrid que promovió Javier de la Rosa.
He ido a la cervecería, muy bien puesta, muy cómoda, muy limpia, con unas maderas y sofás blancos que vagamente recuerdan a Cipriani. Croquetas, cubanito, huevo mimosa, macarrones. Ostras, ensaladilla rusa, cap i pota. Todo entre más que bueno y muy bueno. Servicio muy bueno en un par de camareros -un chico y una chica- y el resto desorientado, caótico, y aunque esto es normal en el principio, es urgente que en la barra haya alguien con más chispa; cuando se llena es un sálvese quien pueda y conviene ir cuando no hay nadie. Almorzar a las 12 o incluso un poco antes, e irse no más tarde de las 14:00. Cenar a las 19:00 y retirarse antes de las 21:00 para no estar cuando llegan los bárbaros. Simplemente no estamos.
Como siempre sucede con los negocios de Eugeni, las primeras semanas tenemos de todo y en su punto exacto; los platos salen todos bien, hay fluidez, el ojo del dueño cerca, y esa tensión de lo nuevo en la que todos creen que si finalmente aquello les sale bien, su vida podrá ser mejor.
He ido a Cervecería 640 e iré hasta que la muerte nos separe. Espero que no nos separe, pero a Eugeni le suele pasar que lo que era excelente al cabo de un año decae. Pasó en A Pluma, que ya no es suyo, ha pasado en Wilmot, y pasó en Lombo, que tras la depresión renació y hoy funciona a sus máximos históricos, por lo menos cuanto a afluencia y producción, porque la verdad es que no he vuelto tras las dos últimas muy malas experiencias que tuve.
Estamos en manos de Eugeni, que es muy bueno. Es muy agradable ir a esta nueva cervecería, de estilo madrileño y calidad barcelonesa. Madrid no tiene esta calidad pero en Barcelona no tenemos ni la cultura ni la alegría para este tipo de negocio rápido, audaz, irónico, detallista. Eugeni nos lo ha dado. Importante que en la barra haya alguien cuyo cerebro funcione más rápido que el pasar de los platos. Es que si no es un coñazo. Pero salvo esto todo lo demás está fantástico en esta nueva casa de comidas.
Iremos mientras lo hagas bien, que espero que sea siempre. A veces -y no es el caso de Eugeni y hay que reconocerlo- los chefs se enfadan con las malas críticas. Yo puedo entenderlo porque todos queremos que hablen de nosotros de la mejor manera posible. Pero los reproches no son con mala leche, ni para hacer daño, sino porque los lectores tienen derecho a saber lo que de verdad hay antes de ir a los restaurantes. Y estos artículos son su derecho a saberlo. Entonces lo que no puede ser es que haya restaurantes que se aprovechen de su nombre -o del de grandes restaurantes donde trabajarán antes- para dar a sus clientes menos de lo que merecen, o para no tener unas instalaciones insuficientes y cínicamente decir que ya las adecuarán cuando el negocio empiece a ganar dinero. Esto es chantajear, estafar a los clientes, cobrarles el impuesto revolucionario, darles gato por liebre durante meses y tal vez años, hasta que ellos y no la casa, ellos con su decepción y tantos navajazos, pagan las obras que el restaurante tendría que haber hecho desde el principio como inversión, y no al cabo de unos meses para continuar explotando a sus clientes, justo cuando ya se estaban cansando de ir porque todo era un desastre.
Cervecería 640 empieza bien, con todo a punto. Hoy es absolutamente recomendable, siempre dentro de los horarios indicados. Es muy importante entender que este artículo tiene una fecha y que, a partir de un cierto nivel, mantener un restaurante es más difícil que crearlo.