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Las patatas fritas de la ciudad belga ya no sólo se comen y admiran desde detrás de sus quioscos llamados friteries. Ahora también se exponen en forma de obras de arte a las que rendirle culto desde un museo dedicado a este símbolo del patrimonio culinario de Bruselas.
«Ubicado en pleno centro de Bruselas, nuestro museo único te invita a descubrir el origen, la cultura y los secretos de la fabricación de este platillo apreciado mundialmente», describe el propio museo acerca de su experiencia.


En el espacio interactivo del Frietmuseum Brussels, el visitante puede explorar la cultura y la historia de la papa frita, descubriendo cómo se convirtió en la estrella de las frituras belgas. También el mito de estas patatas y sus orígenes reales. Por no hablar de sus distintas técnicas de doble cocción y los secretos con los que elaborarlas a la perfección junto a objetos raros como freidoras de época, esculturas o un videojuego en el que disparar patatas.

La familia fundadora de este nuevo museo culinario es la Van Bell, la misma que la del mítico museo de chocolate Choco-Story, que ha querido ahora homenajear otro de los grandes emblemas culinarios con un toque de humor y diversión.