Japón obtuvo el primer lugar en el Trofeo Mundial de Tiramisú Profesional, celebrado en territorio italiano. En este certamen, considerado la cuna del tiramisú, una pastelera japonesa logró destacar y convencer al jurado con una propuesta tanto innovadora como cuidadosamente elaborada.
La ganadora fue Aya Okada, de Ishikawa, quien dejó boquiabiertos a todos con un tiramisú en forma de piano de cola. Además estaba decorado con cerezas marrasquino y amarena, dándole el toque final para impresionar al jurado de la FIPGC (Federación Internacional de Pastelería, Heladería y Chocolate).
Pero la competencia estuvo reñida. La italiana Milena Russo, que jugaba de local, se quedó con la medalla de plata gracias a su creación “Amor Misù”, un tiramisú con sabores muy poco tradicionales: rosa búlgara, café, frambuesa y pimienta rosa, acompañado de bizcochos savoiardi con romero y limón. Pura elegancia hecha postre.
El tercer puesto fue para Simon Loutid, de Marruecos, con su propuesta “Nostalgia de un niño”, inspirada en aromas africanos como flor de bissap, vainilla e hibisco. Un tiramisú con alma y recuerdos.
En total, participaron representantes de países como Australia, China, Colombia, Francia, México, Perú y Senegal. Cada competidor tenía solo dos horas para preparar dos versiones del postre: una tradicional y otra totalmente creativa, siempre con ingredientes clave como el mascarpone fresco y el café.
Japón logró imponerse con el postre más representativo de Italia, precisamente en territorio italiano. Este hecho demuestra la internacionalización de la pastelería, un ámbito en el que la tradición convive con la innovación y donde la excelencia puede surgir más allá de cualquier frontera.