Opinión Salvador Sostres

Agua Noble de Jean-Claude Ellena para Puig. Un perfume clasista

De entre las cuatro fragancias que ha compuesto Jean-Claude Ellena para homenajear a Antonio Puig, Agua Noble destaca por su espíritu clasista, altivo, tan contrario al paradigma buenista y transparente de nuestra era. Contra el “todos somos iguales”, este cuero que cubre, endereza, viriliza, y marca la distancia entre lo que es el arte y lo que es el pueblo. Contra la “transparencia”, y ese vivir expuesto, sin obscenidades, esta flor de naranjo, esta bergamota que deja que te acerques pero no demasiado. Este perfume para recordarte que vives en la puerta y que conociste el lujo haciendo encuestas. Este lujo sevillano, que es compasivo, que es simpático, pero te recuerda siempre tu lugar. De esta clase superior está hecha el Agua Noble del señor Ellena, como cuando la Reina de Inglaterra a todos nos deslumbraba pero muy pocos se podían acercar.

Hubo un tiempo en que admirábamos lo que no podíamos alcanzar, y lo que nos agradaba es que precisamente fuera inalcanzable; y soñar a través de lo que intuíamos y no veíamos. Pasaron los años y de repente a esta magia le llamamos fascismo. Y pasaron a ser fascistas los reyes, las coronas, las joyas, cualquier cosa o persona o estatus que no pudiéramos tener y al instante. La transparencia pasó a ser, más que un valor, una exigencia, y cualquier obscenidad -aquello que sucede fuera de la escena- fue quemada en la pira de los ultrapuros. Colectivismo sin sentimiento de culpa. Brutalidad pagana. Nos hundimos en una insólita tristeza, de la que todavía no nos hemos recuperado, pero de la que hemos empezado a emerger: más que por ideología, por instinto de supervivencia. Estuvimos a punto de morir ahogados en la vulgaridad. Qué vida tan anodina sin algo superior a nosotros en lo que poder fijarnos para mejorar. Qué alma tan seca sin nada que nos supere, que nos abrume, que nos exalte, que sea más importante que nosotros.

A esta superioridad pertenece el Agua Noble de Jean-Claude Ellena. A este secreto no del todo revelado y que fascina en la distancia. A esta personalidad que no se disculpa ni da explicaciones por ser como es: no es estridente, lo dice todo y además en voz baja, pero no por no molestar, sino porque la superioridad, cuando es real, necesita muy pocos atributos para manifestarse.