Marcial Manzano Rivero, raíz de la familia Manzano, falleció a los 89 años en el Hospital de Arriondas, arropado por los suyos. Fue pionero y origen de la que es una de las sagas más reconocidas y queridas de la cocina asturiana, Casa Marcial. Con su mujer, Olga Sánchez, fueron los artífices de este restaurante, que en la actualidad consiste en uno de los principales referentes a nivel nacional e internacional de la cocina asturiana.
Lo que comenzó como un bar-tienda en el llagar de la abuela Herminia, con parroquianos jugando a las cartas y platos sencillos pero llenos de sabor, se transformó en un proyecto familiar liderado más tarde por su hijo Nacho. Pero fueron Marcial y Olga quienes dieron los primeros pasos, escribiendo con esfuerzo los cimientos de una historia única que acabaría siendo la dinastía asturiana con más estrellas Michelin.
Padre de cuatro hijos -Olga, Esther, Nacho y Sandra-, Marcial fue siempre un trabajador incansable, apasionado de la ganadería y la caza. Fue en esa conexión con la tierra donde enseñó a sus hijos el valor del trabajo, la sencillez y el respeto por los ingredientes. Su nieto Jesús heredó de él la pasión por la caza y la cocina cinegética, que hoy honra desde los fogones con ese mismo espíritu familiar.
La noticia de su fallecimiento dejó un profundo pesar en el sector de la hostelería asturiana, que lo consideraba un referente humano y profesional. “Era un paisano de los de verdad”, expresó emocionado el cocinero Pedro Morán, de Casa Gerardo. “Personas como él, que han vivido toda su vida en la aldea, quedan pocas”.
El pasado 7 de julio, toda la familia Manzano fue reconocida con la Caldereta de Don Calixto en la categoría de Honor, premio que simbolizaba una vida de trabajo compartido. Marcial no pudo asistir por motivos de salud. Además, el pasado noviembre, Casa Marcial recibió su tercera estrella Michelin, otro galardón más que se añade al sueño gastronómico de Marcial.
Hoy, su ausencia se llena de recuerdos y de platos compartidos. Pero su historia seguirá viva cada vez que alguien se siente a comer en lo alto de La Salgar y se pregunte cómo empezó todo. Hoy, viernes 1 de agosto, las gaitas sonarán y la sidra se escanciará por él, porque, como dicen sus hijos, “la vida de Marcial hay que celebrarla. Porque él la vivió muy bien”.