Las hojas caídas de los árboles, los colores cálidos como el naranja y el marrón, los días más cortos, las templadas mañanas y las frías noches… El otoño es la estación que nos invita a saborear cada instante con más intensidad, a disfrutar de los encuentros como si fueran rituales y a mantener conversaciones que fluyen entre planes y sueños, transformando la mesa en un escenario ideal para vivir experiencias únicas y elevar estos momentos junto a Montecristo Edmundo.
Este habano, como el otoño, despliega auténticos matices en cada tercio: notas tostadas, frutos secos, café y delicados toques de caramelo, todo con una fortaleza de media a fuerte que atrapa sin imponerse. Su carácter elegante pide un maridaje a la altura, como la armonía de compartirlo junto a un Scotch whisky single malt, cuyas notas ahumadas y textura sedosa son un contrapunto excelente para una velada que celebra la sofisticación.
Más que un habano, Montecristo Edmundo es una declaración de estilo. Su entonces innovador formato –con cepo 52 y longitud de 135 mm– inauguró con esta vitola la ya icónica Línea Edmundo, reafirmando el legado de una marca histórica que continúa siendo sinónimo de tendencia. Déjate envolver por esta experiencia sensorial y brinda por todo lo que aún está por llegar antes de que el año se despida.