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‘Donuts’ vuelve a ser propiedad exclusiva de Bimbo: el tribunal supremo da razón a la marca

Porque, aunque los españoles digan “donuts” para referirse a cualquier rosquilla con agujero, el Supremo recuerda que detrás del término hay una empresa, una historia y una identidad construida durante más de 60 años.

Hay palabras que entran en el imaginario colectivo, pero no dejan de formar parte de una marca; precisamente ese trabajo realizado por la marca nos hace comprender hasta qué punto ese producto ha entrado en los hogares de las personas. Es el caso de los donuts y de Bimbo, una historia de reapropiación legal, pero también cultural. Y, como ha dejado claro el Tribunal Supremo, una historia en la que los nombres importan, y mucho.

El Tribunal Supremo ha dado la razón al Grupo Bimbo en un largo y tedioso litigio por el uso exclusivo de la marca Donuts, poniendo punto final a una disputa que arrancó en 2017 contra la empresa Atlanta Restauración Temática. La alta instancia judicial ha estimado el recurso de casación de Bimbo Donuts Iberia y ha cerrado la puerta a que terceros utilicen el término “Donuts” con fines comerciales o en el ámbito de la bollería. Dicho de otro modo: Donuts, con mayúscula, vuelve a ser propiedad exclusiva de quien lo registró.

La sentencia subraya un argumento clave: el uso de la palabra genera un “vínculo mental directo” con la marca de Bimbo, lo que constituye una infracción de los derechos de propiedad industrial. Aunque la palabra se haya colado en el lenguaje cotidiano, incluso en los diccionarios, eso no borra el registro ni convierte al término en dominio público. El Supremo ha marcado así un precedente importante, recordando que la popularidad de una marca no le quita su apellido comercial.

Bimbo ha celebrado la victoria con entusiasmo. En su comunicado, la compañía declara que “Donuts es una leyenda de la bollería y un símbolo de calidad que ha conquistado los hogares españoles durante décadas”. Carlos Tatay, vicepresidente de marketing del grupo, ha enfatizado que este triunfo “no es un mero formalismo, sino el reconocimiento del esfuerzo diario y del vínculo emocional con los consumidores”. Un mensaje que, en esencia, reivindica la mezcla de nostalgia, marketing y presencia cultural que ha convertido a Donuts en un icono.

Con esta sentencia, el Grupo Bimbo se posiciona como referente en la defensa jurídica de productos que trascienden lo comercial para convertirse en patrimonio sentimental de un país. Porque, aunque los españoles digan “donuts” para referirse a cualquier rosquilla con agujero, el Supremo recuerda que detrás del término hay una empresa, una historia y una identidad construida durante más de 60 años.

El gigante detrás del círculo dulce

Para entender la magnitud de esta victoria, conviene mirar al propio Grupo Bimbo. Con sede en México, la compañía es la mayor empresa de panificación del mundo y un actor decisivo en el mercado global de snacks. Su presencia se extiende por 35 países de América, Europa, Asia y África, con 227 plantas de producción y más de 1.500 centros de venta.

Su catálogo es casi un mapa mundial del pan: pan de molde, bollería, pan dulce, pastelitos, galletas, tostadas, muffins, bagels, tortillas… todo impulsado por una de las redes de distribución más extensas del planeta y más de 152.000 empleados. Cotiza en la Bolsa Mexicana de Valores y en el mercado extrabursátil de Estados Unidos, reforzando su papel como una multinacional con músculo y con marcas que se han incrustado en el día a día de millones de consumidores.

La sentencia del Supremo, por tanto, no solo habla de rosquillas: habla de identidad, de mercado, de propiedad intelectual y de cómo una palabra común puede seguir siendo un tesoro privado. En definitiva “Donuts” es mucho más que un nombre: es su nombre.