Actualmente, las pymes representan un pilar esencial del tejido económico en España, agrupando al 99,8% del total de empresas, según datos del Ministerio de Industria y Turismo. Sin embargo, esta abrumadora mayoría no se traduce en un entorno más favorable para quienes las dirigen: cerca del 50 % de los emprendedores afirma vivir bajo elevados niveles de estrés, según el último informe de Square ‘La salud mental en el sector empresarial en España’. Lejos de ser una simple estadística, este dato revela una problemática más profunda: emprender en España sigue siendo un camino lleno de obstáculos.
Esta presión se acentúa en sectores como la hostelería, donde la operativa diaria, la gestión del personal y la incertidumbre financiera suman capas adicionales de complejidad. Y es que, pese a los aspectos positivos de tener un negocio propio, muchos restauradores siguen enfrentándose al desgaste, la presión constante y una sensación generalizada de desamparo institucional.
El mismo informe revela también una realidad difícil de ignorar: 1 de cada 3 restauradores se ha planteado cerrar temporalmente su negocio debido al impacto que este tiene en su salud mental. Esta cifra pone de manifiesto hasta qué punto el desgaste emocional forma parte del día a día de quienes lideran estos negocios. En este contexto, ante la sensación de que dar un paso atrás es la única salida, quizás es el momento de replantear las condiciones en las que se emprende dentro del sector.
Emprender por pasión, resistir por inercia
Abrir un restaurante, una cafetería o un bar suele ser el resultado de una mezcla de vocación y oportunidad. Muchos emprendedores en el sector de la restauración inician su negocio por el deseo de trabajar para sí mismos o porque les apasiona el sector. De hecho, el 37 % señala como principal beneficio no tener que rendir cuentas a nadie, y otro 36 % destaca la libertad para organizar sus propios horarios. Sin embargo, esa autonomía viene acompañada de una carga operativa y emocional que muchas veces se subestima.
A la hora de poner en marcha un negocio, los restauradores se topan con varios obstáculos recurrentes. Entre los tres más señalados destacan la dificultad para obtener financiación (52%), la burocracia (32 %) y la inestabilidad financiera (29 %). Una vez el restaurante está en funcionamiento, el foco del estrés cambia: la toma de decisiones estratégicas (38 %), la gestión del personal (33 %) y la presión del día a día (27 %) pasan a ocupar el centro de las preocupaciones.
Una salud mental desgastada y un respaldo institucional insuficiente
Uno de los hallazgos más preocupantes del informe es que 6 de cada 10 de los propietarios afirma que el estrés laboral afecta también a su vida personal, y la mitad reconoce que tiene consecuencias negativas sobre su negocio. Pese a ello, el 81 % considera que este problema sigue siendo subestimado por la sociedad y las instituciones. A esto se suma una percepción de desamparo: 2 de cada 3 restauradores se sienten poco o nada respaldados por las ayudas públicas disponibles, ya sean financieras, fiscales o de asesoría. Entre los tres sectores analizados por Square (restauración, retail y belleza y cuidado personal), los restauradores son los que afirman sentirse más solos.
Ante esta falta de respaldo, la familia (28 %) es el principal apoyo a la hora de resolver dificultades. Solo una pequeña minoría afirma recurrir a asociaciones empresariales o canales institucionales. Aquí hay una clara oportunidad: no es sostenible un ecosistema en el que quienes lo sostienen recurren primero a su entorno personal en lugar de a las estructuras públicas diseñadas para apoyarlos.
Tecnología como válvula de escape
En este contexto, cada vez más propietarios están buscando formas de reducir su carga mental y recuperar algo de control sobre su día a día. La tecnología ha emergido como una aliada clave. Herramientas como las que ofrece Square, tales como softwares de gestión de empleados (para controlar turnos y vacaciones) y sistemas de contabilidad automatizada, están ayudando a aliviar la carga. Más del 40 % de los restauradores ya ha adoptado estas soluciones, no solo para mejorar la eficiencia operativa, sino también como una forma de autocuidado.
No obstante, esta transformación digital no está exenta de fricciones. La llegada de nuevas normativas, como la Ley antifraude y la Ley Crea y Crece, que obligarán a facturar electrónicamente a partir de 2026, añade una capa más de estrés. Muchos propietarios siguen viendo la digitalización más como una obligación que como una oportunidad, y eso solo puede cambiar si se acompaña de formación, orientación y ayudas adaptadas a las necesidades reales del sector.
Construir un modelo más sostenible
Emprender en restauración no puede seguir siendo una hazaña solitaria. Más de la mitad de los propietarios reclama mayor acceso a subvenciones, créditos fiscales o préstamos a tipo reducido, y un 48 % pide acceso directo a servicios públicos de asesoramiento y formación. Si de verdad queremos un ecosistema empresarial fuerte, resiliente y competitivo, debemos empezar por apoyar a los emprendedores que están en su núcleo y ofrecerles soluciones que les permitan operar de forma eficiente y ganar tiempo.
Visibilizar el impacto del estrés en el sector no es solo una cuestión de salud mental, sino también de sostenibilidad a largo plazo del negocio. Porque nadie puede liderar con claridad si lo hace desde el agotamiento constante. Es momento de construir un entorno donde emprender no suponga renunciar al bienestar
John O’Beirne es CEO y Director Ejecutivo de Squareup International en Block, Inc.