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ASKO: diseño escandinavo, alta cocina y un 75 cumpleaños con estrella en Berlín

De la lavadora que un joven granjero sueco construyó en 1950 para facilitarle la vida a su madre… al horno inteligente con IA capaz de recomendar recetas personalizadas y controlar la temperatura al grado exacto. Así se resume la historia de ASKO, la firma escandinava que ha convertido los electrodomésticos en objetos de culto, y que acaba de celebrar su 75 aniversario en IFA Berlín 2025, la feria de tecnología más importante del mundo.

Lo hizo como solo una marca premium puede hacerlo: con hornos que cocinan solos, refrigeradores con accesorios de madera antibacteriana, lavadoras que eliminan el fuelle de goma para ser más higiénicas —adiós moho, hola diseño— y hasta una silla icónica (la Ball Chair de Eero Aarnio) en mitad del stand. Pura belleza funcional nórdica, con la sobriedad de quien prefiere el acero al plástico y el silencio al ruido.

Pero ASKO no solo presentó tecnología. En su espacio en Messe Berlin, el chef con estrella Michelin Wilfrid Hocquet (sí, el mismo que fue jefe de cocina de Alain Ducasse en Bangkok) convirtió los hornos Celsius en auténticos instrumentos de alta cocina. Y entre plato y plato, el sumiller Valentin Bufolin —mejor sumiller de Eslovenia— afinaba maridajes con precisión escandinava.

La nueva generación de hornos, refrigeradores y lavadoras llega, además, con ConnectLife, una app que une todos los dispositivos en un ecosistema doméstico inteligente. ¿Lo mejor? Su AI Agent, que te dice cómo cocinar, qué programa poner en la lavadora e incluso qué hacer con las sobras que hay en la nevera. Minimalismo, sí. Pero con neuronas.

El homenaje a los orígenes se celebró también en Fotografiska Berlin, donde la nieta de Eero Aarnio, Milena Törmi, asistió a un recorrido por la historia de la marca. Una historia que sigue teniendo algo de artesanal, algo de familiar y mucho de diseño.

En tiempos de ruido y obsolescencia programada, ASKO sigue apostando por la durabilidad, el acero inoxidable y el “menos es más” bien entendido. Y sí: si todas las lavadoras del mundo fueran así de bonitas y eficientes… igual empezaríamos a desear que llegue el día de la colada.