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La fruta podrida resplandece en la obra de Kathleen Ryan

La artista californiana erige esculturas colosales en las que extrae la belleza de la decadencia.

Kathleen Ryan es conocida por haber creado un inmenso bodegón de frutas podridas creadas con gemas y cuentas colocadas a mano. Con motivo de su primera exposición en la galería londinense Gagosian, hablamos de la obra de la artista contemporánea y de su fijación por transformar el deterioro en belleza.

Desde cerezas hasta limones o calabazas gigantes, Ryan revierte su descomposición para que las frutas y verduras brillen con piedras preciosas que forman parte de toda una composición artística que pretende hacernos reflexionar acerca del consumo, el deseo y los excesos. Sus piezas trascienden así el arte para conectar con el público a través del arte contemplativo, y lanzar una metáfora de los efectos del consumo humano, y la relación entre la fragilidad de la vida y la naturaleza.

Para llevar a cabo cada una de las esculturas, la artista usa espuma de poliestireno de base sobre la que talla, pinta, coloca y yuxtapone otros materiales como el mármol tallado o el hierro fundido con intrincadas piedras en colores vibrantes incrustadas con alfileres de acero.