El kiwi, también conocido como grosella china, es una fruta exótica de la que muy pocas personas saben realmente de dónde proviene, y en qué regiones del mundo crece mejor.
La realidad es que la fruta no nace de un árbol, como todos podríamos pensar, sino de una planta trepadora llamada Actinidia chinensis que requiere de unas condiciones muy específicas para desarrollarse. La enredadera de la que crece sigue siendo desconocida para muchos, y lleva cultivándose desde hace muchos siglos atrás.
En cuanto a los orígenes del kiwi, a pesar de vincularlos colectivamente a Nueva Zelanda, país que lo llevó al estrellato a comienzos del siglo XX, la historia de esta fruta comienza en el norte de China, específicamente en los valles boscosos y húmedos de las provincias de Shaanxi y Sichuan. Allí crece de forma silvestre a raíz de la planta trepadora Actinidia, la especie más común de kiwi.
Nueva Zelanda también tuvo un papel muy relevante a la hora de atribuir el nombre con el que le conocemos actualmente, “kiwi”, en honor al ave nacional del país, además de ser el punto de partida de su expansión internacional.