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Vino de la semana: Viña Monty Graciano Reserva 2015

Ha sido un buen año para la ya exitosa referencia de Bodegas Montecillo, que se ha alzado con los galardones de Mejor Rioja del Año y Mejor Graciano del Mundo.
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Ha sido un buen año para Viña Monty Graciano Reserva 2015: el de Bodegas Montecillo, que es elaborado con Graciano de dos viñedos, no ha dejado de recibir aplausos a lo largo de 2022. Para ser más concretos, la referencia que nos atañe se ha hecho con uno de los 10 oros para vinos de Rioja y dos de los trofeos (como mejor Graciano y mejor vino Rioja) otorgados por el International Wine Challenge (IWC), el concurso más riguroso, imparcial e influyente del sector que, en su edición 39, ha entregado medallas a vinos de más de 50 países de todo el mundo, catados por un jurado experto en catas a ciegas celebradas en Londres el pasado mes de abril.

O lo que es lo mismo: Viña Monty Graciano Reserva 2015 es uno de los únicos dos vinos de Rioja que este año se ha hecho con 96 puntos. Es decir, la máxima puntuación para la Denominación de Origen Calificada. Un resultado sin precedentes que le ha valido para ser reconocido como el mejor Graciano del mundo y el mejor Rioja del año para IWC. «Este Graciano ofrece una elevación fabulosa en el paladar con notas potentes de grosellas rojas maduras y arándanos. Con matices muy ricos de fruta dulce y una estructura apropiada. Hay roble bien integrado y un buen carácter compacto en el final», explicó el jurado.

Viña Monty Graciano Reserva 2015, una alternativa de cabecera

Sus viñedos proceden de parcelas que han sido rescatadas, recuperando el legado de esta Viña Monty, afianzada en marca con gran reconocimiento mundial. Las uvas, de la añada del 2015, se obtienen de dos viñedos diferentes, con vendimias diferentes. Uno de ellos está en Cenicero, en Rioja Alta, a 440 metros de altitud y con un terreno calcáreo. Y el otro, en Rioja Oriental, cerca del meandro del río Ebro, a 360 metros de altitud, donde el clima es mucho más mediterráneo.

En su caso, cuenta con 30 meses de crianza en barricas nuevas de roble francés, para después pasar un mínimo de 16 meses en botella. Un vino que muchos convertirían en alternativa de cabecera. Nunca falla y, en la mesa, siempre acompaña. Su color es cereza intenso y en boca se siente sedoso y potente con notas a grafito, mina de lápiz y bayas negras, junto con un toque sutil de ciruela madura y notas mentoladas. Tiene un cuerpo medio, el justo para no saturar, con un paso por boca que revela fruta muy atractiva y regala un final largo. Descripción que le lleva a armonizar de maravilla estofados de carne roja, cordero lechal, pescados grasos y quesos curados.

Por último, cabe destacar que pertenece a una colección de tres, junto a otros dos monovarietales: Garnacha y Viura, variedades con las que, por cierto, Bodegas Montecillo ha elaborado otros vinos que también han sido reconocidos. Hablamos de Viña Monty Viura Reserva 2017 y Viña Monty Garnacha Reserva 2015.