Nombres propios

Daniel C. Witte, el niño que soñaba con vender sal

El mercado alemán y sus tiendas gourmet ayudaron a crecer y consolidar Sal de Ibiza, la marca de sal sin aditivos ni conservantes, creada por Daniel C. Witte.

Era un bebé de tres meses cuando Daniel C. Witte pisó por primera vez Ibiza. Tras aquellas primeras vacaciones en la isla, llegaron todas las demás, y es a Ibiza donde, por placer o trabajo, vuelve siempre que puede. Ya de niño, mientras comía con sus padres en Can Salinas, Daniel fantaseaba con la idea de vender en saquitos la sal de la montaña blanca que veía desde su mesa.

Muchos años después, el sueño emprendedor de aquel niño se hizo realidad, pero llegó tras una pesadilla. Una crisis económica en el 2000 obligó a Daniel a cerrar su productora cinematográfica en Berlín. Buscó una salida laboral y decidió crear la marca Sal de Ibiza. “Hablé con la salinera, que es propiedad de una familia de Mallorca, y estuvieron encantados de que le diera una imagen y un valor a su sal”.

Diseñó la marca y, con ayuda de su familia y su exjefe, la registró. Sal de Ibiza comenzó a venderse en tarros de cerámica con tapa de corcho, como ahora, pero aquellos primeros botes salían de las manos de Daniel “hice un curso de alfarería y los moldeaba yo mismo hasta que no pude abarcar la producción”. Ese afán por la sostenibilidad y reducir los plásticos sigue siendo objetivo de la marca 18 años después de su fundación: “Estamos desarrollando con una universidad especializada en materiales nuevos un material semitransparente y biodegradable 100% para nuestra sal”.

De hecho, la flor de sal, joya de la corona de Sal de Ibiza, también tiene dos líneas comprometidas con el medioambiente: La «Isla Blanca», en bote blanco y hecha con hierbas ibicencas, destina parte de los beneficios a Ibiza Preservation Fund.

Lo mismo ocurre con la «Mar Blau», en bote azul y al ajo negro, que colabora con Plastic Free Ibiza. Una tercera línea de flor de sal, «La vie en rose», en tarro rosa, colabora con la Fundación Pink Ribbon en la investigación y atención a las pacientes con cáncer de mama. Sal de Ibiza nació en España pero creció y se consolidó en el mercado alemán. Hoy es España su principal escenario, no sólo con la sal, sino con snacks, chocolates y objetos de decoración. Acaban de abrir la tercera tienda en la isla y siguen siendo uno de los productos favoritos para llevarse a casa tras disfrutar unos días de Ibiza.