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Cuesta de enero: cómo ahorrar en los restaurantes

Cuesta de enero: cómo ahorrar en los restaurantes
Foto: Getty Images

Sacar a pasear la tarjeta de crédito sin miramientos durante las navidades tiene sus consecuencias… Es la popularmente conocida como ‘cuesta de enero’, que suele provocar que el primer mes del año se nos haga más largo que un día sin pan. Pero tranquilo, porque aquí tienes 10 trucos que te permitirán ahorrar en la cuenta de los restaurantes. Y además todos son absolutamente legales (que ya eres mayorcito para ir haciendo ‘sinpas’ por ahí…).

1. Huye de los sitios de moda

Sabemos que te mueres de ganas (y tu Instagram más aún) de ir a conocer el último garito hipster que ha abierto en el centro o ese restaurante que acaba de entrar en la Guía Michelin. Pues puede que tu cumpleaños sea una buena ocasión para ello. Porque ahora, en este largo y empinado enero, quizá lo que toca es descubrir (o redescubrir) otro tipo de establecimientos, puede que más modestos, puede que menos llamativos, pero en los que seguro que comerás de maravilla. De eso se trata, ¿no?

2. El que busca encuentra

Es bien sabido por todos que la Red está llena de chollos. Y en el caso de la hostelería, también. Hay multitud de páginas web que ofrecen suculentas ofertas (quizá TheFork sea la más conocida de todas ellas). Y también es conveniente que sigas en redes sociales a los establecimientos a los que tienes pensado ir por si lanzan alguna promoción especial, a ver si suena la flauta y te ahorras unos eurillos.

3. Controla tu apetito

No se trata de que vayas comido o cenado al restaurante de turno, pero tampoco de que lleves 24 horas en ayuno como si fueras a zamparte el menú degustación de El Celler de Can Roca. Una pieza de fruta a media mañana o media tarde o un puñado de frutos secos no hacen daño a nadie y evitarán que llegues al restaurante al borde del desmayo y pidas media carta casi sin mirar.

4. Ve con los deberes hechos

Lo ideal es haber consultado la carta del restaurante con anterioridad y haber planificado (plato arriba, plato abajo) lo que vas a tomar. De esa manera evitarás las comandas compulsivas, de esas que suele sobrar la mitad de cada plato… Y si a pesar de nuestros sabios consejos lo haces, no te cortes en pedir que te pongan las sobras para llevar (no ahorrarás en la cuenta, pero sí al menos un poco en la próxima visita al supermercado).

5. Cuidado con los ‘fuera de carta’

Quién puede resistirse a esos manjares, frescos, fresquísimos, que el camarero te ofrece, casi al oído, haciéndote sentir por un momento que eres un cliente especial. Pues nosotros raramente nos resistimos, la verdad… Eso sí, pregunta el precio, porque si no la ‘sorpresa’ puede que haga que se te corte la digestión al ver la cuenta.

6. Recuerda que el mundo no se va a acabar

A todos no gusta probar cosas nuevas (cuantas más, mejor). Pero, de nuevo, no te dejes dominar por tu ansia de explorador de sabores y sé consciente de que puedes volver en otra ocasión para probar esos platos que hoy dejas en el tintero. De hecho, de esta forma seguramente disfrutarás de la visita como si fuera la primera vez.

7. Compartir es vivir

No tengas miedo en pedir platos al centro para probar cuantas más cosas mejor. Es más, si en lugar de ir a comer o a cenar en pareja, vas en grupo, podréis probar muchas más cosas (y así dominar el ansia foodie del que hablábamos en el punto anterior), manteniendo a raya la cuenta. Eso sí, no invites al ‘tragaldabas’ del grupo ni a ese colega tuyo que cobra cuatro veces más, porque te puede salir el tiro por la culata.

8. Sé abstemio (o casi)

Estamos en enero. Lo que significa que, probablemente, en las semanas anteriores habrás dejado temblando el minibar con tanta celebración navideña. Y las bebidas alcohólicas son las que normalmente disparan la cuenta… Haznos caso, nadie va a pensar que ya no estás en la onda por no acompañar cada plato con un cóctel diferente. Y si no te puedes resistir a una copa de vino, pues haz precisamente eso: pide una copa, no una botella entera. 

9. El agua… mejor del grifo. 

Agua, en cambio, sí te animamos a que bebas (¡es sanísima!). Alguna que otra marca igual se enfada con nosotros… pero en tiempo de escasez hay que apretarse el cinturón (y abrir el grifo). Y aunque el camarero te ofrezca amablemente agua embotellada, recuerda que tienes todo el derecho del mundo a que te traigan un vaso o una jarra de pura H20 gratuita.

10. Sáltate el postre

¿De verdad no puedes vivir sin esa cheesecake? ¿De verdad no has consumido en las últimas semanas turrón y roscón suficientes como para alimentar a una familia entera? Tú mismo… Pero recuerda que los postres, en proporción con otros platos, suelen ser de lo más caro de la carta. Si nos haces caso, tu bolsillo lo agradecerá (y la báscula, y tu médico, y tu pareja…). 

Bonus track: sé generoso 

Que Dios nos libre de hacer apología de la tacañería y de promover esa fea costumbre de no dejar propina. De hecho te animamos a que la dejes. ¿Cuánto es lo correcto? No hay leyes escritas para ello y es una decisión tremendamente personal. Nosotros confiamos en tu ecuanimidad y tan sólo te aconsejamos que tampoco te vengas arriba (sobre todo si te has saltado el punto 8) y te creas Jeff Bezos de repente… Recuerda que si has leído este artículo hasta el final es porque –además de ser gratis– tu cuenta bancaria está en las últimas…