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Adiano, el primer Queso Manchego Artesano con D.O. en obtener el certificado de Bienestar Animal

Elaborada de manera artesanal y tradicional, esta pieza posee unas cualidades organolépticas excepcionales, en la que se conservan los fermentos naturales otorgando unos matices de sabor, aroma y textura únicos en su categoría.
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En pleno corazón de La Mancha, en un oasis verde que emerge en mitad del amarillo campo castellano, donde pastan ovejas de auténtica raza manchega, tiene su origen Adiano, una quesería que toma su nombre del castellano antiguo y que significa «algo de suma excelencia». Y el queso (homónimo, por cierto) que allí se elabora de forma artesanal, en la finca El Campillo, parte de la leche cruda de sus 3.500 ovejas: su calidad reside en el trato de los animales, cuidadosamente alimentados en libertad en los pastos de la finca, a los pies de los montes de Toledo.

De producción limitada, esta quesería manchega produce la pieza ideal para aquellos que anhelan una experiencia exclusiva y sofisticada. Para quienes buscan y esperan en el queso algo más, para los que esperan del queso algo más. Prueba de ello es que Adiano es el primer y único Queso Manchego Artesano en España en obtener el certificado de Bienestar Animal, otorgado únicamente a aquellos que no se contentan solo con cumplir con la legislación, sino que superan las exigencias y expectativas, haciendo del bienestar de sus animales su forma de vida.

Un queso manchego artesano único

Adiano es elaborado de manera natural y tradicional, siguiendo la receta que se ha seguido siempre, respetando los tiempos de maduración necesarios y empleando la mejor materia prima posible. ¿El resultado? Un queso manchego artesano único, de una calidad excepcional y un sabor auténtico e inigualable, concebido para perdurar en la memoria.

La gama contempla Adiano de media curación (3-5 meses), curado (6-8 meses) y viejo (8-12 meses). Y todos ellos están elaborados exclusivamente con leche recién ordeñada de sus ovejas de pura raza manchega. Ovejas que obtienen su alimento de los pastos de su propia finca y de lo que se recolecta en ella. Un queso sin pasteurizar, al que no se le añaden aditivos ni conservantes y que es madurado en su propio moho, lo que le brinda un sabor único y una corteza natural totalmente comestible. Una pieza con Denominación de Origen que posee unas cualidades organolépticas excepcionales, en la que se conservan los fermentos naturales otorgando unos matices de sabor, aroma y textura únicos en su categoría.

Así es la finca en la que nace Adiano

Su finca, El Campillo, se encuentra en un enclave de una extraordinaria belleza natural, situado en el valle del río Bullaque. Y la orografía del terreno está compuesta en su mayoría por prados sembrados con forrajes en determinados meses del año, praderas naturales siempre verdes, zonas de monte bajo y frondosos bosques.

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Allí cuentan con todas las instalaciones necesarias (y más punteras) para la producción del queso de manera autónoma e independiente en todo el ciclo de vida del producto: campos de cultivo, terrenos de pasto, graneros, pajares, balsas de almacenamiento de agua para consumo animal y riego, instalaciones de cría y de cuidados especiales, salas de ordeño, fábrica y cámaras para su madurado y conservación.

Por esta razón, todas las fases de su realización, desde la producción del alimento para los animales hasta el exquisito y sostenible empaquetado, se realizan dentro de la finca.

Pero por si fuera poco, además, la fábrica de quesos cuenta con una planta de tratamiento de residuos, que de manera ecológica minimiza su impacto y huella ecológica, y les ayuda aún más en sus esfuerzos de llegar a ser una marca 100% sostenible.

También cuentan con su propia ganadería

En Adiano también cuentan con una ganadería propia, creada tras varios años de búsqueda y selección de los mejores ejemplares puros de oveja manchega por toda Castilla la Mancha. Sus ovejas son la razón más importante del inolvidable sabor de su queso y, por eso, las cuidan con el mayor mimo y dedicación.

Viven felices en la finca, donde crecen a su ritmo y pastorean a lo largo de todo el año. Casi la totalidad del alimento que comen proviene de las praderas donde pastan en libertad, o de lo que cultivan exclusivamente para ellas y después recolectan para proporcionarles una dieta rica y variada nutricionalmente. Por ello, gozan de un estado de semi libertad donde alternan diariamente tiempo en el campo pastando, corriendo, tomando el sol o descansando, con tiempo en sus naves, diseñadas con la última tecnología disponible centrada en el bienestar animal (Animal Welfair™), y donde son ordeñadas o pasan la noche para resguardarse de la intemperie.

Y de ahí que sea la única quesería manchega artesana en obtener el Certificado de Bienestar Animal por AENOR. Sobresaliente, vaya.